Born in 1970 in Sancti Spiritus, Cuba

Living and working in Düsseldorf, Germany

Casado Santapau Gallery is pleased to present Los Milagros, the third solo exhibition of Cuban artist Diango Hernández. In this new body of work, figuration takes over (again) from his previous works closer to abstraction, but reaffirming the need for painting. Painting as a synaesthetic metaphor that allows us to express our inner ideas by relating them to sensations and experiences of the outside world. This idea of metaphor and its application to art is a continuous search for allegories that manage to express or stir this or that feeling in the viewers. Especially because it is figurative works that awaken in us a “sense of meaning”, that is, they activate our mind to try to guess what they are and how they have been made.

Now, we find ourselves with a series of imaginary portraits of fictitious people with romantic references but of clear current relevance, with the nuance of the German expressionist currents and with a rereading of the avant-garde more alive than ever. The figures in Hernandez’s paintings, created at night, with malice aforethought and low luminosity, while he shows off his new paternity, are not real people. He creates them from found images and his own imagination. Both familiar and mysterious invite viewers to project their own interpretations, and raise important questions of identity and representation.

Diango Hernandez is a “storyteller” who captures fairly commonplace scenes and situations while avoiding associating his characters with a particular era. The figures, a single portrait per work, are intentionally removed from time and place. The portraits often rest against ambiguous backgrounds, floating within dark, almost monochromatic tones. These cryptic but emotional backgrounds, reminiscent of old masters such as Goya or El Greco, he transfers them to a new objectivity, understood as the deformation of reality. He looks for a more emotional and subjective expression of nature and the human being, close to symbolism and Fauvism because of his experimentation with color and his transcendent character, and puts the emphasis on expression, not on forms.

The figures have little corporeality, losing interest in reality, proportions and perspective. Instead, he accentuates expression, especially in the gaze, the characters are symbolized rather than represented. The artist’s intuitive and quickly wrought compositions often feature simple, minimalist clothing and austere backgrounds. These choices highlight the rich inner life of the figures, as well as the material properties of the paintings and their brushstrokes.

We wonder who they are, but we should wonder what they are.

Notes on Los Milagros by Diango Hernández

The Miracles. It has taken me twenty years to paint these paintings. Two decades ago I came to Europe and started looking at live art, which for me was/is nothing more than looking at painting – close up. Everything else I simply ignored, it was rare that I stood in front of a sculpture and I never went into a black box to watch a video. Later, when I was invited to contemporary art shows, biennials, etc. what I enjoyed most was being there and talking with artists from other countries. I always thought that what we call contemporary art is an invention of the “rebels” and since I come from the place where the real rebels were born, any rebelliousness of contemporary art always seemed to me incomplete and meaningless.

In these twenty years I have catalogued every centimeter of the paintings that interest me, I have looked obsessively at each of their brushstrokes, I have dreamed of the places where they were painted and I have “talked” with their painters, sometimes dead for centuries.

Painting is not “doing”, painting is imagining what has not yet been painted. Like the chess player, the painter imagines the next brushstrokes but there is a big difference, the painter has already painted the painting from the moment he gives the first brushstroke on the blank canvas. That is the first “miracle”. All the rest, all that time, hours, days, sometimes months in front of a painting, is nothing more than a battle between what is imagined and what “comes out”, between life (the painter’s imagination) and death (reality).

I have named this exhibition “The Miracles” after paintings such as “The Miracles of Saint Francis of Paola” (1627-1628) by Rubens or “Les miracles de saint Benoît” (1841) by Delacroix, just to name two of the many paintings that “narrate” miracles that have taken place. These paintings represent and give testimony of what only a few have seen and it is through these images that “the others”, all of us, through centuries, will “see” and attest to these miracles.  My paintings do not narrate any miracle, but are the miracle itself, like all paintings, they also come from the imagined, from that which is composed of the most beautiful and perfect substance that has ever been created, our dreams.

(ESP)

La Galería Casado Santapau tiene el placer de presentar Los Milagros, la tercera exposición individual del artista cubano Diango Hernández. En este nuevo cuerpo de trabajo, la figuración toma el relevo (de nuevo) a sus anteriores trabajos más cercanos a la abstracción, pero reafirmándose así en la necesidad de la pintura. Pintura como metáfora sinestésica que nos permite expresar nuestras ideas interiores relacionando éstas con sensaciones y experiencias del mundo exterior. Esta idea de metáfora y su aplicación al arte es una búsqueda continua de alegorías que consigan expresar o remover este o aquel sentimiento en los espectadores. Sobre todo porque son las obras figurativas las que despiertan en nosotros un “sentido de significado”, es decir, activan nuestra mente para intentar adivinar qué son y cómo se han realizado.

Ahora, nos encontramos con una serie de retratos imaginarios de personas ficticias de referencias románticas per de clara actualidad, pasadas por el matiz de las corrientes expresionistas alemanas y con una relectura de las vanguardias mas vivas que nunca. Las figuras en las pinturas de Hernández, creadas con nocturnidad, alevosía y baja luminosidad, mientras hace gala de su nueva paternidad, no son personas reales. El las crea a partir de imágenes encontradas y de su propia imaginación. Tanto familiares como misteriosos invitan a los espectadores a proyectar sus propias interpretaciones, y plantean importantes preguntas de identidad y representación.

Diango Hernández es un “contador de historias” que captura escenas y situaciones bastante comunes evitando que sus personajes se asocien con una época concreta. Las figuras, un solo retrato por obra, están intencionadamente alejadas del tiempo y el lugar. Los retratos suelen descansar frente a fondos ambiguos, flotando dentro de tonos oscuros casi monocromáticos. Estos trasfondos crípticos pero emotivos, que recuerdan a viejos maestros como Goya o el Greco, los traslada a una nueva objetividad, entendida esta como la deformación de la realidad. Busca una expresión más emocional y subjetiva de la naturaleza y del ser humano, cercana al simbolismo y al fovismo por su experimentación con el color y su carácter trascendente, y pone el énfasis en la expresión, no en las formas.

Las figuras tienen poca corporeidad perdiendo el interés por la realidad, las proporciones y la perspectiva. En cambio, acentúa la expresión, sobre todo en la mirada, los personajes se simbolizan más que se representan. Las composiciones intuitivas y rápidamente forjadas del artista a menudo presentan ropa simple, minimalista y fondos austeros. Estas elecciones resaltan la rica vida interior de las figuras, así como las propiedades materiales de las pinturas y sus pinceladas.

Nos preguntamos quiénes son, pero deberíamos preguntarnos qué son.

Notas sobre Los Milagros de Diango Hernández

Los Milagros. Me ha tomado veinte años pintar estas pinturas. Hace dos décadas llegué a Europa y comencé a mirar arte en vivo, que para mí no era/es mas que mirar pintura -de cerca-. Todo lo demás sencillamente lo ignoré, raro era que me parara delante de una escultura y nunca entré a una caja negra para ver un vídeo. Después, cuando fui invitado a muestras de arte contemporáneo, bienales, etc. lo que más disfrutaba era el estar allí y el hablar con artistas de otros países. Siempre pensé que lo que llamamos arte contemporáneo es una invención de los “rebeldes” y como yo vengo del lugar donde nacieron los verdaderos rebeldes, toda rebeldía del arte contemporáneo siempre me pareció incompleta y sin sentido.

En estos veinte años he catalogado cada centímetro de las pinturas que me interesan, he mirado con obsesión cada una de sus pinceladas, he soñado con los lugares donde fueron pintadas y he “hablado” con sus pintores, muertos a veces desde hace ya siglos.

Pintar no es “hacer”, pintar es imaginar lo aún no pintado. Como el ajedrecista, el pintor imagina las próximas pinceladas pero hay una gran diferencia, el pintor ya ha pintado la pintura desde el momento en que da la primera pincelada sobre el lienzo en blanco. Ese es el primer “milagro”. Todo lo demás, todo ese tiempo, horas, días a veces meses frente a una pintura, no es más que una batalla entre lo imaginado y lo que “va saliendo”, entre la vida (la imaginación del pintor) y la muerte (la realidad).

He llamado esta exposición “Los Milagros” por pinturas como “The Miracles of Saint Francis of Paola” (1627–1628) , de Rubens o “Les miracles de saint Benoît” (1841) de Delacroix, solamente por nombrar dos de tantas pinturas que “narran” milagros acontecidos. Estas pinturas representan y dan testimonio de lo sólo visto por unos pocos y es a través de estas imágenes que “los otros”, todos nosotros, a través de siglos, “veremos” y daremos fe de esos milagros.  Mis pinturas no narran milagro alguno, sino son el milagro en sí, como toda pintura, estas también provienen de lo imaginado, de aquello que se compone de la sustancia mas bella y perfecta que jamás ha sido creada, nuestros sueños.